lunes, 23 de octubre de 2023

El cartel del XI Concurso: Un póster sin inteligencia, pero con un poco de artificio.

Nuestro diseñador habitual desde casi el principio de los tiempos del Concurso Homebrewer es nuestro colaborador habitual en estos temas (y muchos otros), Rodrigo, alias "El mono que pinta" (y aquí le podéis seguir).

Para la 11ª edición del Concurso Homebrewer ha decidido hacer un cartel titulado “7 dedos” con mucha carga reivindicativa y mucha ironía. Porque, según sus propias palabras, está bastante harto de que nos intenten colar que la Inteligencia Artificial es el futuro... ¿Pero el futuro de quién? Pues de la empresas que no quieren pagar a sus trabajadores...

Por eso, ante el aumento del uso de la IA dentro del diseño y la ilustración, ha decidido crear el cartel de la edición de este año siguiendo el concepto de las IA foto-realistas para poner el foco en la situación…

Y así reivindicar que hay que pagar a los seres humanos, no a las máquinas, por hacer el trabajo sin aprovecharse de otros. Porque en el mundo ultracapitalista en el que vivimos, los creadores necesitan el dinero... ¡no que se les robe impunemente los trabajos e imágenes!

De manera que, aunque este diseño parezca obra de una Inteligencia Artificial (del tipo Dall-E, Stable Diffusion o Midjourney), es 100% obra humana, usando fotografía y postproducción digital. Y para ello os mostramos un poco los pasos que ha seguido para lograrlo.

En primer lugar, se necesita una serie de fotos de lo que quieres representar: en este caso, una cerveza, una mano (por lo del trabajo manual) y de fondo una cocina (por lo de la elaboración casera).

Se seleccionan las que mejor encajen, haciendo un buen diseño… y se editan para que pierdan toda su personalidad, dejándolas lo más asépticas posibles, que es lo que hace la IA, de manera que no pueda romper el encanto ese irreal con los defectos de la realidad… ¡Pero que luego llenará de sus defectos!

Así que se juntan (probando a ver que combinen mejor) diferentes elementos y trozos de las fotos, para lograr un efecto adecuado, y se retoca y quitan esas dichosas imperfecciones humanas, sin olvidarse luego añadir las deseadas imperfecciones algorítmicas...

Incluyendo por supuesto imitar esas molestas letras que hacen las máquinas cuando parecen no entender ni en qué alfabeto está escrito algo ni dónde empiezan y acaban los caracteres o las palabras.

Y por último, pues ya solo queda montar el cartel como si lo hiciese una gran agencia de marketing, procurando que se note que no quieres pagar a ningún trabajador por currárselo. ¡Y así tenemos el diseño completo, a falta de poner los patrocinadores que lo hacen posible!

Y para acabar el espacio explicativo, dejamos el último párrafo para el autor, para que se explique y reivindique. Creo que todos compartiremos su punto de vista. Y si no, espero que al menos os invite a la reflexión.

“Ante la preocupante aparición de material gráfico y artístico de toda índole retocado o desarrollado por algoritmos matemáticos creados sobre materiales humanos, sin pedir ningún tipo de consentimiento a estos, y con el único fin de ahorrarse las perras que cuesta contratar sacos de carne… uno no puede sino subirse al carro de las modas. La Inteligencia Artificial es el nuevo “IN”, es lo que se lleva, es lo que toca hacer. ¡Hay que generar contenido! ¡Los artistas son muy caros! ¡No sé qué mierdas es la AI, pero la quiero en mi empresa! ¡Tengo que publicar mi libro pero no puedo permitirme que un ilustrador haga mi portada! ¡Todos los artistas roban! ¡El proceso es el mismo que el de la mente humana! ¡Es una criba, solo los buenos artistas sobrevivirán! ¡A mí nunca me pasará! Y yo qué sé… 

Cuando disfruto de una obra pienso en quien la creó y eso me hace feliz. Saber que hay más humanos ahí fuera me hace feliz.”

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